Miss Bala

Miss bala (México-2011) es una película que fabula acerca del famoso caso de la Miss Sinaloense que fue detenida junto a varios capos de la droga. La toma de los implicados frente a los celulares, armas y billetes y el rostro avergonzado de la mujer le brindaron a Gerardo Naranjo la imagen disparadora de una trama que se aleja de lo que nos han acostumbrado.

De entrada el casting ofrece rostros nuevos, no aparecen los apellidos de siempre y los protagonistas brindan actuaciones sólidas. En especial Noé Hernández, quien encarna al narco (con un guiño al chapo Guzmán) que ayudará a encumbrase como reina de belleza a una Stephanie Sigman en papel. No hay botas puntiagudas, hebillas, “trocas tuneadas”, corridos a todo volumen, Buchanans o la famosa escena de picar la coca. Toda apología o denuncia queda reducida a un tono casi documental. Las acciones se van sucediendo y atrapan desde el primer momento.

La violencia ofrecida es lo suficientemente realista como para sentir que uno ve un noticiero y no una cinta de ficción. No hay el hiperrealismo exagerado que tanto nos han recetado en otras películas mexicanas o colombianas, no hay una denuncia directa a nadie. La misma película se autocontiene.

Sin embargo pasan demasiadas cosas, se comprimen demasiados sucesos para los pocos días efectivos que dura la historia. Es como el deseo de abarcar todos los aspectos, la corrupción, las ejecuciones, las falsas detenciones en poco menos de dos horas. Además, la visión chilanga sobre el norteño permea todo. Esa Tijuana es irreconocible, ese acento es tan poco tijuanense.

Algunos han querido ver en la cinta cómo la violencia y la corrupción nos arrasan, sin embargo, todos los personajes aceptan su papel en el engranaje. Ninguno se opone firmemente a seguir el juego de corrupción y extorsión, ni la mujer, el padre de la chica, el hermano, la directora del certamen, los policías y hasta el espectador.

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