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Mostrando entradas de julio, 2012

Crónica de un subempleado 2

Comienzo este diario justo en la parte final del dichoso “documento” que todos los días entrego antes de que el reloj dé las seis de la mañana. Soy Iván Farías, soy escorpión y Dragón de agua. Para lo que sirva la información, que entrados ya en materia, sirve lo mismo que poner ganador de tal o publicado en tal. Soy escritor pero de notas informativas. Desde hace dos meses trabajo como obrero informático en una empresa que tiene un nombre en inglés. El conmutador, cuando intento marcar y preguntar por el día de pago, me responde con voz engolada: “Intermidia”, así, con esa pronunciación. Acto seguido me pregunta por la extensión, mi determinación acaba justo ahí. Entonces, espero pacientemente a que a mi correo llegue la notificación de que mi dinero ha sido depositado. Trabajo de noche. Mi compañera nocturna es una adolescente muy responsable que tiene problemas para conseguirse un novio medianamente interesante. Aquí piensan que tengo la misma edad que todos, entre 21 o 28, no

Un poco de caos

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En el  The New York Times  de enero de 2008, Jack Nicholson declaró que le había advertido a Heath Ledger sobre lo peligroso que era interpretar al  Joker . De forma críptica, explicó que él había tenido que utilizar antidepresivos y terapia para salir del papel. “Bueno, se lo advertí”, dijo con su cara cínica sin mostrar un poco de compasión por el compañero caído. Ledger había sido un actor que había obtenido algunos roles interesantes, incluso algunos francamente inocuos que él había sabido elevar, como sucedió con  Corazón de Caballero . Su consagración vino con el papel de  Joker  en la película (ahora de culto)  Dark Knight . Su interpretación era magistral y a pesar de que el  fandom  había dudado de su capacidad para representar al  Príncipe payaso del crimen,  se ganó a todos. Tal parece que la encarnación de Heath Ledger afectó a más de uno.  Batman  encarna la política liberal de Estados Unidos: cree en la democracia, en el sistema de justicia y en las instituciones,

Los días con Mona, de Joserra Ortiz.

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Desde hace algún tiempo Tierra Adentro comenzó a publicar libros con temas alejados del realismo que inunda las estanterías de literatura mexicana. Parece ser que la ciencia ficción, la fantasía y la novela negra no están a la altura de las grandes obras de las letras mexicanas, que si alguien escribe algo por el estilo queda de inmediato destinado a la ignominia y al ninguneo.             Pero si así lo hiciéramos escritores como Carlos Fuentes o Juan Rulfo quedarían fuera. Si los muertos hablan y habitan un pueblo podríamos hablar de una novela de fantasmas, pero si el pueblo se llama Comala, entonces no lo es. Todo esto queda enclavado dentro de la poca visión de miras de los críticos y escritores mexicanos que desean instalarse en el canon y no moverse de él. Claro que esto ha cambiado. Pienso que mucho gracias a la labor de Paco Ignacio Taibo II que con la invención del neopoliciaco, además de una oleada de "taibitos", trajo una apertura en las editoriales y una re