Tres religiones en una ciudad
El cómic o historieta
en nuestro país no se quitan el terrible estigma de estar dirigido a niños, o
peor aún, de literatura basura. Otros países han aceptado el noveno arte, como
suelen llamarlo pomposamente, como literatura simple y llana. No por nada en
Francia el Festival de Angulema, que homenajea la historieta, es inaugurado por
el presidente en turno o en Argentina donde entregan una estatuilla de El
Eternauta, (un personaje de cómic) al ganador del premio de periodismo.
Con estos antecedentes debemos
acercarnos con gusto a las obras de autores que ya llevan una larga trayectoria
dentro del medio. Los hay de diferentes
talantes pero uno que ha inaugurado algo que podríamos llamar “historieta de no
ficción” es el canadiense, quebequense para más señas, Guy Delisle. Sus
trabajos anteriores, “Pyongyang” el relato de su estancia en la urbe más grande
de Corea del Norte y “Shenzhen” ubicada en la ciudad china del mismo nombre, le
brindaron el éxito instantáneo en Europa.
Su más reciente libro, “Crónicas de
Jerusalén”, cuenta con lujo de detalles su recorrido durante dos años en la
ciudad que alberga a tres religiones y uno de los conflictos humanos más enquistados
de la actualidad, Jerusalén. Delisle, debido al trabajo de su esposa en la ONG
Médicos sin Fronteras (“Siempre hay fronteras”, replica un personaje), decide
acostumbrase a su nueva residencia y tratar de trabajar en medio de las
responsabilidades de sus dos hijos, un bombardeo en Gaza y una ciudad que se
muere en determinados días y horas.
Lo más delicioso de Deslie es que no
toma partido ni por judíos o musulmanes. Ateo confeso, decide llevarse por lo
que el ofrece el lugar: lugres míticos de la humanidad que se enseñorean en los
desiertos del medio oriente.
Deslie, a fin de cuentas padre de
familia, busca cada que puede un parque donde sus hijos puedan divertirse y un
buen lugar dónde puedan echarse una zambullida en el agua, ya sea una alberca o
un océano.
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